jueves, 13 de junio de 2019

Los Incas


El Poderoso Imperio Inca


El imperio Inca fue el más poderoso de América del Sur. Se destacaron por sus avanzadas técnicas agrícolas, que fueron excelentemente empleadas en sus diversas regiones geográficas.

  Este famoso imperio tiene su origen en un pueblo a orillas del lago Titicaca. Posteriormente se instaló en el valle de Cuxco. Debieron luchar contra muchos pueblos para controlar las tierras, y finalmente, Manco Capac funda la capital del imperio inca, Cuzco. Su vasto impeio abarca desde Ecuador hasta los territorios del norte de Chile, el noroeste de Argentina, y desde las costas del Pacífico hasta la selva amazónica.
  
La organización de este enorme imperio residía en una sola persona. El emperador poseía todas las facultades de gobierno. Es decir, que podía dictar leyes, ejercer justicia y comandar el ejército. Además, dirigía la religión ya que era el supremo sacerdote. Su mandato era de carácter hereditario. Existían a su vez, divisiones dentro del imperio. Este se dividía en cuatro regiones, cada una liderada por un gobernador, o apo. A su vez, las regiones se dividían en provincias cada una con su jefe.


La sociedad incaica le daba suma importancia a un valor, la comunidad. Se dividían en ayllus, que eran familias extensas, descendientes de los mismos antepasados. Varios ayllus formaban una comunidad gobernada por un jefe. La sociedad estaba estratificada en 4 escalones. La Nobleza real conformaba el puesto superior. Gozaban de diversos beneficios exclusivos para esta clase como la poligamia, además de la vestimenta exclusiva. Eran sumamente educados para afrontar los futuros cargos que iban a ocupar por los amautas, los sabios del pueblo. Por debajo de esta se encontraba la Nobleza de provincia y estaba integrada exclusivamente por los curacas, que eran considerados nobles de segunda clase. Se encargaban de recoger el tributo y reclutar obreros para el trabajo. Los trabajadores integraban la lase de artesanos y campesinos. Se encargan de la producción de alimentos y manufucaturas. También debían aportar en la construcción de obras públicas. La mayor parte de la población estaba representada en este sector. Por último estaban los yanaconas.  Eran personas separadas de su familia, en consecuencia, perdían sus lazos familiares y se dedicaban exclusivamente a servir a los nobles.

Las tierras del imperio se dividían en tres grupos. Las tierras del Inca, que eran trabajadas por los campesinos para mantener al emperador, los campesinos y el ejército. Los sacerdotes, además, poseían su propia porción de tierra llamada tierras del Sol. Y finalmente estaban las tierras de los ayllus, que permitían la subsistencia de los campesinos. A todos estos integrantes se les exigía un pago de tributo en forma de alimentos y artesanías.

 
Como mencionamos anteriormente, los incas poseían avanzadas técnicas agrícolas. Utilizaban la técnica de cultivo en terrazas, escalonadas sobre la ladera de la montaña. Para que esto funcionara, el agua era vital. Esta, tanto fuera de lluvia como del deshielo, era llevada en forma de canales que iba filtrándose desde los niveles superiores de las terrazas hasta los inferiores. Usaban un abono especial llamado guano, que era una mezcla de excremento de animales marítimos. Poseían diversas herramientas para el trabajo de la tierra. Sus cultivos más importantes eran la papa, el maíz, la quinoa, el tomate, la calabaza, la col, variedades de ajíes y el algodón. Criaban también llamas y alpacas, utilizadas para diversos fines tales como la extracción de su lana o su sacrificio en ceremonias religiosas. 
  


Los incas fueron un pueblo sumamente avanzado. Su espíritu guerrero y sus capacidades los llevó a dominar América del Sur, y ser el mayor imperio que rigió estas tierras.



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